"Emiliano Fernández Rivarola, más conocido como Emiliano R. Fernández tal como el firmara era hijo de Don silvestre Fernández y doña Bernarda Rivarola de Fernández y el único del matrimonio. Emiliano R. Fernández prefería usar el apellido materno RIVAROLA en primer lugar y antepuesto al de su padre legítimo FERNANDEZ; hecho curioso no común por contradecir la costumbre general de usar primero el apellido paterno, pero explicable en Emiliano que poseía un espíritu independiente, un alma de artista, libre de prejuicios.
En la localidad de San Antonio, el día 8 de agosto de 1933, en plena guerra del Chaco, Emiliano contrajo enlace matrimonial con doña María Belén Lugo. El acto religioso se cumplió en el Santuario de Caacupé el 24 de febrero de 1934. El matrimonio tuvo solamente un hijo llamado Emiliano Ramón Fernández, quien vive todavía. Otros hijos de Emiliano, extramatrimoniales son: Laureano, Norberto, Juan de Dios e Ignacia Fernández, también sobrevivientes. A todos sus descendientes, hijos y nietos, el poeta dedicó los siguientes amorosos versos paternales publicados en 1946". (EMILIANO R. FERNANDEZ; Mito y Realidad (Roberto Romero)
OBRAS (POEMAS) CHE PURAJHEI; CO'APE CHE AVY'AVE; PYJHARE AMANGUYPE; CHE PARAJE CUE; CHE LUCERO ÑEMIMBY (NDEVE JHA'E); AÑO PYAJHURE; 1ro. DE MARZO; PURAJHEI KYTOMI; REGIMIENTO 13 "TUYUTI"; AJHAMA CHE CHINA (CHE LA REINA); LOS VALITTONI EN LA GUERRA; RETEN PE PYJHARE; IDEALIDAD; MBORIAJHU MEMBY; OYUPYTEPE; PENE RA'AROVO; TUPASY CAACUPE; CA'A YARYI; ASUNCION DEL PARAGUAY; AJHAYJHUGUI YASYPE; MARISCAL CURUZUPE; CERRO CORA; NOCHES DEL PARAGUAY (I); RECUERDOS DEL PARAGUAY (II); OCARA POTY CUE MI; REYU YEVY; MARZO CO'EME; NDE YURU MBYTE; DESPIERTA MI ANGELITA; ÑEZU JHAPE; CHE KEPE GUARE (Vy'a chu'imi); LA MODA; LA PURISIMA CONCEPCION; NIÑO ARA; GUYRA JHA'EÑO; DESDE EL CAUTIVERIO; FLORESCENCIA; ODA PASIONAL; CA'A YARYHI; ÑENDE RECOVE; PEYUNA CHE IRU; AYEPA YA VY'AITENE; CARTA JHAI - IROCUETE; MI PLUMA.
CAE EL TELON SOBRE LA EXISTENCIA DE MANUEL ORTIZ GUERRERO Ya vamos por las callejas del campo santo. Aquí mismo donde hurtaste las velas encendidas a las ánimas para alumbrar en noches de forzado insomnio el surco de tu pluma. De improvizo, entre los panteones, surge un hombre de pueblo, rotoso y dezcalzo, vistiendo un mal remendado uniforme verde olivo sucio de tierra chaqueña, que se empeña en tomar su parte entre los que conducen el féretro. Y volvemos a encontrar en este acto un símbolo.
En aquel hombre anónimo, un obrero, desheredado, en todo caso un soñador que reclama el derecho de conducir los restos de su poeta, ¿no están acaso representados sus hermanos que en esos momentos se baten en sus trincheras por lo mismo que vivió y cantó Manú: por la gloria del pueblo y de su raza? La fosa está abierta y espera. No hay discursos pero sí lágrimas. Soñó con una tumba en cuya sagrada tierra florecieran lirios y rosas, cubierta en las horas de sol por animada cúpula de mariposas en vuelo: Panambi che raperâme, resêva rejeroky, nde pepo kuarahy âme, tamora'e añeñoty.
En su cruz el porta Vicente Lamas ha dictado el bello epitafio: "Su mejor poema fue su vida". Y en los brazos extendidos de esa cruz se agita la blanca estola tejida por las manos de Dalmacia. (De "Ortiz Guerrero y su época", prólogo de Arturo Alsina) (Suplemento Cultura de ABC color, del 3 de agosto de 2003 pg. 4)
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